lunes, 20 de diciembre de 2010

Visiones sucesivas o restos de sueños






















Camina entre la niebla
con un bolso
atravesado en las espaldas
y va escuchando
el mensaje de las voces
que empiezan a rodearla

de dónde vienen y
en qué lengua hablan
cuando dicen su nombre
saldrán de su boca o dejarán
brotar todos los sonidos
que almacenan los idiomas
acaso escucha eso
o el diálogo de sus dedos
en los zapatos

camino sobre gemas grávidas
que me dejan atónita
alguien me dicta la palabra
casa o árbol
y me convierto en las
voces que me rodean
y separo la tierra de las aguas
o abro las semillas
y las arrojo de mi bolso
estoy aquí para servir la mesa
cenemos juntos
escuchemos a miles davis
o las voces de los beatles.

"De Ella se decía", de Juan González, Colección de poesía "Todos bailan" (1993).
Juan González nació en Tucumán en 1930, es autor de "El grito en el cielo" (1982); "Pasión de la Tribu" (1988), "Tribulaciones de la lengua" (1989), y "Cartas de Andrea de Azcuénaga" (1991), entre otros libros de poesía. Durante nueve años residió en España, actualmente vive en Tucumán. "De Ella se decía" revela las múltiples caras de la escritura concebida como una figura arquetípica de la cual devienen aspectos como la fuerza paradigmática de lo femenino, el ethos de la comunicación y la creatividad como hecho singular y reivindicatorio del destino humano. Vasos comunicantes, oasis y desiertos significativos que se construyen y desconstruyen en el proceso histórico de la escritura.

Medina de Trípoli, Libia, Noviembre de 2010.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Canciones de caravana














El sol era abrasador, a pesar
de la hora,
y había por allí sillas de mimbre, reposeras
laqueadas,
y el viento sacudía los grandes toldos color de
pavo real
(oigo esos golpes).
A un balcón empinado, en forma
de pecho de oca,
se asomaba mi madre; pestañas
blancas de polvo,
pasos
por calle estrecha.
De atrás de los ricinos llegaban
canciones bárbaras
de caravana;
no recuerdo haber necesitado menos
en otro momento de mi vida.

Rafael Bielsa
Cementerio de Ghadames, Libia, Noviembre de 2010.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Suave chasquido










La Hoguera

No pudo encender los dos primeros fósforos
y el tercero prendió pero se apagó en seguida
y recién el cuarto puso fuego a las hojas.
Con paciencia echó más hojas, más trocitos de leña,
hasta que la llama fue suficientemente grande
y pudo agregar leña gruesa y finalmente
las ramas secas.
Miró a su alrededor, a las montañas hostiles,
y pensó en la clase de vida
que debería llevar allí un hombre, tan parecida
a ese fuego.

Rafael Bielsa.
Fotografía Inés González

lunes, 4 de octubre de 2010

Algo más sobre conjuros










El erotismo es una especie de terror delicioso, del que basta anunciar los signos rituales para provocar a la vez la idea de sexo y su conjuración" (Roland Barthes)


Cuerpo masculino y plantas Inés González

domingo, 26 de septiembre de 2010

Donde todo se precipita






Todo se posee, es verdad,

en la luz.

No ver sino el contorno.

La luz dice la presencia.

El contorno está vacío


Roger Munier 1923-2010
El pasado 10 de agosto falleció a los 86 años en Francia el lúcido poeta, filósofo, ensayista y traductor Roger Munier, quien fuera amigo entrañable de René Char, Paul Celan, E.M. Cioran e Yves Bonnefoy, entre otras grandes voces de la literatura universal.

Nacido en Nancy, el 21 de diciembre de 1923, estudió filosofía y teología y dirigió la colección el Espacio Interior de Editorial Fayard de París. Publicó numerosos textos de budismo, hinduismo, islamismo y taoísmo. Sus traducciones del alemán, inglés, griego antiguo, español y japonés, son piezas de culto en su Francia natal y contemplan la obra de Heidegger, Silesius, Kleist, Paz, Juarroz, Porchia, Heráclito, y el memorable libro Haiku – de las cuatro estaciones.

Es autor de las siguientes obras: Contra la imagen (1963), El instante (1973), La visita que jamás viene (1983), Éxodo (1993); La ardiente paciencia de Rimbaud (1993), Orfeo (1994), La dimensión desconocida (1998), La cosa y el nombre (2001) y Las aguas profundas (2007)...

En 1972, desde Friburgo, Martin Heidegger, definitivo amigo de Munier, le envió una misiva donde analiza la “Carta del vidente”, que se ha convertido en un documento imprescindible para los estudiosos del infante iluminado, reproduciéndose en numerosas lenguas.


Cuerpo masculino y Viña, Inés González.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Ritos secretos en la semipenumbra










Otra Habitación

¡Tal, el valor de los sentimientos
y las evocaciones!
El vidrio esmerilado de una puerta,
por ejemplo,
las simetrías derribadas en la luna del espejo,
el tapiz negro, más allá, sobre el que destacaba,
en oro,
la "S" del nombre propio.
Lamento no conocer la forma
que tomó ese dolor, la continuación
de ritos secretos en la semipenumbra,
donde esperaba en silencio
un placer de roces.
Muros, majestad, soporte; es extraño,
porque no me animaba a entrar
en aquella habitación.

Rafael Bielsa
Nació en Rosario, provincia de Santa Fé, en 1953 y reside en Buenos Aires. Obra poética: En mayor medida, 1979; El sol amotinado, 1980; Un rumor descalzo, 1983;
Espejo negro, 1988; Quince poemas, 1988; Cerro Wenceslao, 1991; Explendor, 1994.

Cuerpo masculino y viñas, Inés González.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Dulzura y exterminio






Eres como la flor de los agonizantes

que es invisible mas su aroma entra

en la sombra nasal y es la delicia,

todo en la vida, durante algún tiempo.


Antonio Gamoneda Pavana Impura, Libro del Frío.

Cuerpo femenino y raíz, Inés González.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Piel inconfesable






Todos los árboles se han puesto a gemir dentro de mi espíritu
al recordar tus bragas en la oscuridad, la luz debajo de tu piel,
tus pétalos vivientes.

Atravesando los aniversarios, a veces viajan las palomas ebrias.

Venga desnuda tu misericordia, ah paloma mortal, hija del campo.


Anotonio Gamoneda, Pavana Impura, Libro del Frío.

Poema visual, cuerpo femenino y raíz. Inés González

lunes, 23 de agosto de 2010

Pubis angelical






baja para ver

el borde de la tierra

bajo una planta



Manuel Rubio

Poema visual, cuerpo femenino y raíz. Inés González

lunes, 16 de agosto de 2010

Mujer que nada sabe







dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe

Alejandra Pizarnik

miércoles, 28 de julio de 2010

A cerca de enraizamientos





HE CONSTRUIDO UN JARDIN COMO QUIEN HACE...

He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar con el reflejo del espejo
y no con quien se mira en él.
He construido un jardín para dialogar
allí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón.
Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpo
atisba las dos orillas, no hay nada más, más
que los gestos precisos -dejarse ir- para cuidarlo
y ser, el jardín.
Atesora lo que pierdes, decía, esta muerte
hablando en perfecto y distanciado castellano.
Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañía
que te allega, a la orilla lejana de la muerte.

Ahora la lengua puede desatarse para hablar.
Ella que nunca pudo el escalpelo del horror
provista de herramientas para hacer, maravilloso
de ominoso. Sólo digerible al ojo el terror
si la belleza lo sostiene. Mira el agujero
ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo
en el espejo frente al cual, la operatoria carece
de sentido

Tener un jardín es dejarse tener por él y su
eterno movimiento de partida. Flores, semillas y
plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay
poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una
tarde de verano, para verlo excediéndose de sí,
mientras la sombra de su caía anuncia
en el macizo fulgor de marzo, o en el dormir
sin sueño del sujeto cuando muere mientras
la especie que lo contiene no deja de forjarse.
El jardín exige, a su jardinera verlo morir.
Demanda su mano que recorte y modifique
la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada. El jardín mata
y pide ser muerto para ser jardín. Pero hacer
gestos correctos en el lugar errado
disuelve la ecuación, descubre páramo.
Amor reclamado en diferencia como
cielo azul oscuro contra la pena. Gota
regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas
a la orilla más lejana. I wish you
were here amor, pero sos jardinera y no
jardín. Desenterraste mi corazón de tu cantero.

Diana Bellesi, nació en Zavalla, provincia de Santa Fe, Argentina, en 1946 y reside en Buenos Aires. Obra poética: Destino y propagaciones, 1970; Crucero ecuatorial, 1980; Tributo del mudo, 1982; Danzante del doble máscara, 1985, Eroica, 1988; Buena travesía, buena ventura, pequeña Uli, 1991; El jardín, 1993; Colibrí, ¡lanza relámpagos!, 1996; Sur, 1998; Mate cocido, 2002; Leyenda, 2002 ( antología); Antología poética, 2002; La edad dorada, 2003; La rebelión del instante, 2005; La penumbra que mira el oro, 2007; Con la voz en bandolera, 2007; Tener lo que se tiene. Obra reunida 2009. Ensayistas y traductores.

domingo, 20 de junio de 2010

Reventando sentires








LEJANÍA

Mi ser henchido de barcos blancos.
Mi ser reventando sentires.
Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos.
Quiero destruir la picazón de tus pestañas.
Quiero rehuir la inquietud de tus labios.
Porqué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?

Alejandra Pizarnik 1936-1972
Poeta argentina nacida en Buenos Aires en 1936.
Obtuvo su título en Filosofía y Letras por la Universidad de Buenos Aires y posteriormente viajó a Paris
hasta 1964 donde estudió Literatura Francesa en La Sorbona y trabajó en el campo literario colaborando
en varios diarios y revistas con sus poemas y traducciones de Artaud y Cesairé, entre otros.
Es una de las voces más representativas de la generación del sesenta y está considerada como una de las poetas
líricas y surrealistas más importantes de Argentina.
Su obra poética está representada en las siguientes obras: «La tierra más ajena» en 1955, «La última inocencia»
en 1956, «Las aventuras perdidas» en 1958, «Árbol de diana» en 1962, «Los trabajos y las noches» en 1965,
«Extracción de la piedra de locura» en 1968, «El infierno musical» en 1971 y «Textos de sombra y últimos poemas»,
publicación póstuma en el año 1982.
En 1972 falleció como consecuencia de una profunda depresión.

domingo, 6 de junio de 2010

Jardín de allá abajo








Cuando cuento las semillas

Cuando cuento las semillas
sembradas allá abajo
para florecer así, lado a lado;

cuando examino a la gente
que tan bajo yace
para llegar tan alto;

cuando creo que el jardín
que no verán los mortales
siega el azar sus capullos
y sortea a esta abeja,
puedo prescindir del verano, sin queja.

Versión de Silvina Ocampo


Emily Elizabeth Dickinson (Amherst, Massachusetts, Estados Unidos, 10 de diciembre de 1830 - íd., 15 de mayo de 1886) fue una poetisa estadounidense, cuya poesía apasionada, ha colocado a su autora en el reducido panteón de poetas fundacionales norteamericanos que hoy comparte con Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman. Emily Dickinson pasó gran parte de su vida recluida en una habitación de la casa de su padre en Amherst, y, excepto cinco poemas (tres de ellos publicados sin su firma y otro sin que la autora lo supiera), su ingente obra permaneció inédita y oculta hasta después de su muerte.

A Shandy por dejarme revolver en su baúl.

Libro de artista, foto, serigrafía y tarlatana s/ papel hecho a mano, Inés González.

domingo, 23 de mayo de 2010

El enmascarado no se rinde


















Una palabra puede sostenernos
lo mismo que una sílaba
puede precipitarnos al vacío.

Hubo noches enteras
en que el mar dilataba sus pupilas de espuma
y se vieron volar sobre cubierta
dulces huesos de pájaros a lo lejos,
caracolas sin vida
murmurando la tierra en sus raíces.

Muchos se amotinaron.
Pero tú seguirías
a pesar del abismo,
fuertemente amarrado
contra la dura crin de la tormenta.

Del libro "Sombras y Paraísos" de Rosana Acquaroni.
Homenaje a mi hermano Hernán, secuestrado el 17 de setiembre de 1976 por la dictadura militar Argentina, hoy es uno de los tantos desaparecidos.
Fotos, tintas, papeles japoneses, xilografía y raíz. Libro de artista de Inés González.

domingo, 2 de mayo de 2010

Jardines erráticos, extintos.














Este es el manuscrito de una erosión.
Esta es la narración imposible de un instante.
El peldaño de una duda.
El borde fronterizo de una sílaba,
la cámara lenta de un abismo,
la aclimatación de la sonrisa.

Textos del poemario "Sombras y paraísos" de Rosana Acquaroni.
Libro de artista, acuarela, tintas, acrílico, foto y raíz de Inés González.

sábado, 24 de abril de 2010

Partida

"En que hondanada esconderé mi alma?
Para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadadamente?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde."

Jorge Luis Borges

jueves, 15 de abril de 2010

Los hilos de la trama














































































El ombligo del sueño

1. Serie primera: Omphalos, ombligo, Nabel son algunas de las palabras utilizadas por Freud para describir ese extraño lugar en donde el análisis se detiene. Si nos imaginamos la materia de la que están hechos los sueños podríamos pensar en una especie de madeja de hilos enredados, los cuales se irían desanudando a medida que avanza la tarea interpretativa. El sueño, en definitiva, es algo así como una pelota de lana. La labor del análisis no consiste, por tanto, en un trabajo de tejedor. Se trata más bien de un tipo de histología, de un estudio de tejidos.
Sin embargo, todo sueño tiene su punto de detención, su ombligo. Como un agujero negro. En un momento determinado, justo cuando los hilos comienzan a desatarse, todo parece detenerse. Todo sueño se teje alrededor de un nudo, una cicatriz inanalizable a la que no se puede acceder. El resto de los hilos de la madeja no es sino la memoria de ese corte originario. Corte o herida como espacio inaccesible tanto a la palabra como a la interpretación. Pero es en este lugar omphalico allá donde los pensamientos no quieren desenredarse, donde el sueño comunica con lo desconocido. Y es precisamente en ese momento, nos dice Freud, cuando en el lugar más denso de la materia onírica surge el deseo, como una seta de su micelio.

2. Serie segunda: El hongo. No es por el comienzo de la serie por donde debemos empezar. Después del corte, a mitad de camino, en el momento mismo de situarnos ante la encrucijada, nos encontramos con el hongo. El trazo limpio y sobrio de una herida en negro preside la mancha gris, casi impenetrable, de la madeja. En el centro, una concentración circular del micelio. A partir de aquí, de este agujero negro localizado en el centro de la serie, se atan y desatan los otros nudos.
Micelio no es sólo la ramificación de un conjunto de hongos y filamentos. Mukos, de donde procede la palabra, es en griego el fondo, la parte más íntima, lo oculto. El hongo nos indica ese punto cero. La cavidad secreta, sin embargo, no esconde ningún tipo de revelación o verdad. Como una seta del micelio, surge el deseo del sueño justo cuando todo parece paralizarse. El deseo se produce, acontece, no cuando lo íntimo se desoculta, sino cuando el fondo impenetrable se vuelca hacia lo desconocido. La madeja no se desteje ni se desliga. Los nudos no se desenredan hacia una solución apaciguadora. El ombligo se pliega y se liga con lo otro. Se vuelve otro. Lo no-indéntico.
3. Serie tercera: la disolución. Sin embargo, no hay parálisis posible en el movimiento de la serie. Si las dos primeras series convergen en esa especie de no-vía, de aporía o nudo impenetrable, es justamente allí donde tiene lugar la fuga del deseo. La serie tercera se abre con la sobriedad de un trazo que ya comienza a desligarse. Esta elegancia e incluso parquedad del dibujo se mantiene ya hasta el final. Casi como un ideograma chino. A veces, la línea deviene huevo. Era en esta sobriedad extrema donde Deleuze cifraba el secreto de la gran literatura. El estilo, aquel que nos sitúa ante el vértigo de la belleza, es quizás un juego de caligrafía, una línea quebrada, un trazo limpio. Es este punto lo que une a los buenos escritores con los grandes artistas.
Puede que estemos aquí ante una labor minuciosa de un tejedor. En su tarea penelopéana, la autora no ha hecho más que atar, tejer, cortar, coser y destejer los nudos de una materia extraña. En cada nudo, sin embargo, algo se ha transformado y desplazado. Como un juego de fuerzas. Estas series nos conectan con la memoria de ese nudo-acontecimiento, con ese lazo ligado y desligado a la vez, desde el cual tiene lugar el deseo. Al ser testigos de ello, nos situamos en el borde del abismo ante lo otro absoluto. Pues el deseo no puede ya pertenecer al orden de la identidad, sino al del acontecimiento. Y, ¿no es acaso el acontecimiento eso otro que nos adviene? No podemos obviar que en la aparición de lo otro se introduce también la posibilidad de la muerte. Como tampoco que la muerte es también condición del deseo.
La obras de arte se reconocen, quizás, por esa capacidad que tienen de hacernos pensar en el límite de lo reconocible. Las obras de arte nos llevan al límite. Y es en ese momento cuando ellas, como el ombligo del sueño, nos hacen rozar lo desconocido.


Carolina Meloni
Madrid, septiembre 2005.


"Los hilos de la trama" Libro de artista, dibujos, grabados, fotografías, tintas y acuarelas s/ papel hecho a mano, 350 grs 100% trapo.

sábado, 3 de abril de 2010

Extraño huésped


























Extraño huésped

Es extraño este huésped
este amor
cuanto más me despoja
más me colma

Claribel Alegría 1924 Estelí, Nicaragua.